El porqué del olvido

Dicen que en una solitaria cueva el lobo entró. Pasaron años sin saberse de él. Nunca más se escuchó su aullido en la oscura noche. La fría estepa perdió su estampa y su porte, sin su lobo. La cueva cayó en el olvido y con ella, el aullido.

El reino de Selene pereció. La luz gobernó y los días cálidos -cual primavera- llegaron cubriendo la estepa de mil colores. El lobo murió.

Shot quatre

Cada mirada que no pertenece a la contradicción de mi alma, me hiere. Cada mirada que rehuye a este viejo lobo, es un melancólico aullido a una luna que sólo sabe reflejarse a ella sola. Diluyo pesados recuerdos en cada sentimiento sentido, regalado o alquilado, que más da . Expío penas en compañía de una luna que me acompaña hoy, mañana quizás la noche se cierre y deje al lobo la sombra de su soledad y el peso de un camino que se torne aciago.

Origen del lobo.

No pretendo que la fría estepa cambie al lobo, no pretendo que el aullido sea mi verbo y no pretendo que mi soledad se haga crónica. Pero hay días, luna mía, que la estepa, el aullido y la soledad hacen que el lobo sea más humano y sean su capa, su espada y su escudo. Y atrapado en una licantropía narcótica, haga frente a los avatares de un camino que por más caminar jamás te acostumbrarás.

Negro

Negro es el color de los valientes. Negro es el color del miedo. Negro es el color de la noche y negra es la muerte. Negro es mi color favorito y negro es el color de un compañero fiel, de un amigo que se fue. Negro para mí es más que un color, es hocico, pelos , patas, juegos, compañía y ahora aparte de todo eso será un recuerdo. Un recuerdo que debió ser más extenso, pero negro también es el color de los rebeldes y no hay mayor rebeldía que dejar la vida siendo tan joven...
Negra como la pena que me embriaga, que ya no es uno que son dos aquellos de cuatro patas que se fueron en menos de un año. Negra es la promesa, promesa egoísta, promesa que me priva de por vida de la mejor amistad que pueda existir. Promesa necesaria ya que la negra herida de mi alma aún no está sanada y no encuentra cura. Negra es mi rabia contenida y negras son mis letras, y mis recuerdos. Pero no esos, esos no. Esos no son negros.

Reconozco

Sin bienvenidas juguetonas a mi llegada, y sin un peso liviano que me caliente los pies y mi alma, sentado en aquel sofá próximo al horizonte azul aquellas veces que me encierro en mi mismo y tiro la llave por la ventana de una mirada perdida. Sin aquellos paseos fugaces o pausados tanto como mis acompañantes reclamaran. Sin nada de eso tengo que reconocer que a mi vida le falta color, alegría.... y compañía.